Este hotel define la palabra «único». Rebosa carácter y encanto del viejo mundo, es regentado por la misma familia desde hace más de 75 años y combina una excelente ubicación con una hospitalidad hogareña y unos servicios de alta gama. Está en una calle peatonal, a 10 minutos a pie del casco antiguo y del mar y cerca de un colorido mercado de flores, aunque su ubicación no es la mejor de sus características. Desde sus balcones canarios de madera hasta su típico patio, con palmeras y enredaderas tropicales hasta el techo de cristal, rodeado por barandillas talladas a mano, todo en este hotel invita a los huéspedes a quedarse el máximo tiempo posible. Para hacerlo aún más atractivo, los propietarios han incluido una piscina climatizada y una sauna y por las noches los viajeros pueden maridar sus platos no solo con un buen vino, sino también con el encanto de una noche temática con bailarines locales.
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