Zaragoza es un destino que se puede visitar en cualquier mes del año pero hay momentos muy especiales como el Puente del Pilar, una de las mejores excusas para conocer la capital aragonesa durante esta temporada tan especial.
Lo que no te puedes perder en Zaragoza en el Puente del Pilar
Zaragoza cuenta con un gran número de rincones para visitar, como por ejemplo la Basílica del Pilar, un templo barroco que no solamente llama la atención por fuera sino también por dentro, lo que hace que merezca la pena ser visitada y disfrutar de su simetría, de sus columnas o el propio techo del interior.
Ya que estamos en la basílica del Pilar, nunca está de más subir a la torre, el cual se sube un tramo en ascensor y otro tramo mediante escaleras. No es una cúpula demasiado grande y el lugar es algo estrecho, siendo quizá algo incómodo, pero las vistas que se tienen desde este emplazamiento bien merecen la pena.
Ya que hablamos de alturas y panorámicas, no podemos olvidarnos del Torreón de la Zuda, perteneciente a un antiguo alcázar musulmán, el cual hoy en día alberga las oficinas de turismo. En este caso, se puede subir hasta la quinta planta y disfrutar de una estupenda panorámica de la ciudad.
Otra estupenda alternativa para visitar en este destino es dar un paseo por la bonita Plaza del Pilar, donde poder admirar dos de las construcciones más importantes de la ciudad como la basílica del Pilar y la Catedral de Zaragoza, pero también encontraremos la Bola del Mundo, la Fuente de la Humanidad o el monumento a Goya entre otros.
Visitar el foro romano en el Museo del Foro de Caesaraugusta es otra de las alternativas que se pueden tener en cuenta a la hora de visitar esta ciudad. Aquí se pueden ver diferentes restos arqueológicos del foro urbano de Tiberio entre otros emperadores como Augusto, lo que nos permitirá hacer un pequeño viaje en el tiempo.
Si hablamos de historia, también podemos descubrir algunos de los restos de las Murallas de Caesaraugusta. Quizá no sean demasiado espectaculares, pero sus 80 metros de longitud son otra de las opciones para visitar. Se remontan al siglo III y se encuentran entre el Torreón de la Zuda y el Mercado Central.
El Palacio de la Aljafería es otro de los rincones de la ciudad de visita obligada, algo que sorprende desde el primer momento, sobre todo la fachada, aunque su interior no se queda atrás gracias a sus columnas y arcos así como las salas con techos de gran belleza o un pequeño jardín.
Antes de finalizar, no podemos olvidarnos de otras alternativas para conocer y disfrutar de este destino como tomar el bus turístico de Zaragoza o salir de tapas y cañas por la zona del Tubo, una de las más clásicas de la capital aragonesa, haciendo que la visita a este destino también pueda disfrutarse con el paladar gracias a la gran cantidad de opciones gastronómicas con las que cuenta.