La ciudad de Bilbao se ha convertido en los últimos años en un atractivo destino turístico por muchas razones: su estupenda gastronomía, el museo Guggenheim… Hoy en Bookaris os vamos a descubrir estos y otros motivos por los que visitar Bilbao:
Los pintxos: todo el mundo conoce lo estupenda que es la gastronomía en el norte de España, y en Bilbao el ir “de pintxos” es toda una tradición: ya sea por el casco viejo o por la Plaza Nueva, podrás encontrar maravillosas barras con cantidad de pintxos donde elegir y acompañarlos de un txacoli fresquito (vino blanco de la zona).
Museo Guggenheim, obra del arquitecto Frank Ghery, es todo un símbolo de la ciudad. Allí descansa la llamativa Puppy, la famosa escultura con forma de perro y cubierta de flores. Es obra de Jeff Koons, y lo que en un principio iba a ser una obra temporal, al final se ha quedado como mascota del museo. Ya en el interior, tanto las exposiciones temporales como permanentes son siempre interesante y atractivas.
Os proponemos recorrer la ría con los Bilboats, desde donde podremos admirar la arquitectura moderna y vanguardista, como la Torre de Iberdrola, la Universidad y el Puente Deusto. Sin olvidar el Ayuntamiento de Bilbao, edificio inaugurado en 1892 tras nueve años de obras, que ocupa el solar del antiguo Convento de San Agustín. Se trata de un edificio elegante en cuya decoración colaboraron artistas franceses.
Cruzando la ría nos adentramos en la zona histórica de la ciudad, donde nos encontramos el Teatro Arriaga y la Catedral de Santiago de Bilbao. Y paseando por sus calles podemos acabar en la Plaza Nueva. Es una plaza cuadrada de estilo neoclásico con 64 arcos porticados, bajo los cuales encontramos una gran cantidad de bares, tabernas y restaurantes, donde encontraremos los mejores pintxos de Bilbao.
Mercado de la Ribera, al cual se llega desde las siete calles en el casco viejo. Es un referente comercial de la ciudad y es el mercado cubierto más grande de Europa. Además dispone de una zona de restauración donde podrás comer o cenar. Te recomendamos visitarlo al atardecer, sus vistas son de lo más fotogénicas.
Y, por último, si disponemos de algún día más podemos subir al Monte Artxanda con el funicular, que se inauguró en 1915 y que todavía sigue en funcionamiento. Desde allí podremos disfrutar de unas vistas estupendas de la ciudad y comer en alguno de los restaurantes de la zona.