Góndolas , vaporettos , mercaderes, máscaras de diseño e infinidad de puentes, con y sin suspiros. La ciudad de los canales por excelencia no sólo engatusa al viajero con su encanto y misterio, sino que se presenta asimisma como el epicentro del auténtico romanticismo.
Un atractivo y flotante destino que el viajero descubre a través de una ruta que arranca en su ajetreado Canalazzo , y recorre una ciudad ligada a un porvenir tan trágico como el de la mítica Atlántida: desaparecer bajo las aguas Laguna Veneta.
1. San Marcos
La Plaza de San Marcos es, sin duda, el corazón de la ciudad, recubierto por losas de piedra de Istria, a veces secas, a veces inundadas. Y es que en función del nivel de las aguas, sobre las que flota perenne Venecia , nos mojaremos o no, los pies.
Para evitarlo, nada mejor que subirse al Campanile , torre que domina la plaza y emblema de la ciudad. Construida originariamente como atalaya de vigilancia en el siglo IX, fue reconstruida en el XII y levantada nuevamente en 1912: el siglo XX se inició con el trágico derrumbamiento del espigado torreón original. Con el mismo encanto que aquél, su campanario es actualmente uno de los mejores lugares para observar la ciudad en todo su esplendor.
2. Desde Alejandría
Nos hallamos, por cierto, en la única piazza de la ciudad, pues los venecianos se refieren a las restantes como campo. Junto al Campanile, destaca la Basílica de San Marcos , obra maestra de influencia bizantina que se comenzó a construir hacía el siglo IX para guardar el cuerpo del santo, traído de Alejandría. Su llamativa fachada con cinco cúpulas, sus mosaicos de oro y los cuatro Caballos de San Marcos, símbolo de la fuerza estatal, hacen imprescindible su visita.
En principio se concibió este templo como una prolongación del Palacio Ducal , aunque más tarde ambos edificios han mantenido su "independencia". Este palazzo es el más destacado de cuantos se reparten por la capital de la región de Véneto, como símbolo de la gloria y el poder de la Venecia más floreciente, y por haber sobrevivido milagrosamente a varios incendios.
Su lujoso interior pasó por diferentes etapas desde su construcción entre los siglos X y XI: desde hogar de duques italianos, hasta sede del gobierno y de la corte de justicia, una cárcel durante la República de Venecia, oficinas administrativas y, finalmente, el museo que conforma actualmente. ¡Ah!, prestad atención a sus fachadas, pues mudan de color conforme cambia la luz del día, hacia un característico rosáceo.
3. Suspiros de amor
El cercano el Puente de los Suspiros , otro de los símbolos turísticos de Venecia. Conectada con el Palacio Ducal -donde los acusados eran procesados-, fue hecho construir en piedra de Istria y decorado con motivos barrocos. La belleza estética de la estructura le ha atribuido una connotación romántica en total contraste con su función original. Los suspiros que suscitaba no eran precisamente de los enamorados, sino los de los prisioneros recién condenados a muchos años de prisión.
Siguiendo el curso del Gran Canal hacia el norte se encuentra el famoso Puente Rialto , hasta el siglo XIX, el único medio de cruzar el canal sin "mojarse". Su proximidad a una importante zona comercial, provoca una constante y a veces agobiante afluencia de personas, que no permita admirar realmente su belleza. Mejor dejarlo para la noche, con el constante deambular de góndolas bajo su gran arcada.
4. De compras en Venecia
Uno de los grandes espectáculos de Venecia es pasarse de buena mañana por los mercados de Rialto y las pequeñas tiendas aledañas al citado puente. En el mercado de Erbaria , dedicado a frutas y verduras, se convierte en un escaparate de los productos típico de la zona -espárragos y alcachofas-, mientras el de la Pescheria , junto al Gran Canal, cuenta con una amplia variedad de los pescados autóctonos de la Laguna Veneta, el Mediterráneo y el Adriático. Un consejo, especialmente si se vas de compras: hay que madrugar (abren a las 8.30) si queremos escoger los mejores productos, y además, a las 12 se echa el cierre.
A la vuelta de esquina, en Ruga Rialto , podemos comprar otros productos típicos de la región. Cafés, tés y frutos secos en la Drogheria Marcaritiene, o tradicionales dulces venecianos, tartas y pastas en la Pasticceria Marchini, la mejor repostería de la ciudad.
5. Fachadas de oro
Unos metros más arriba se halla el Ca d’Oro , o Casa Dorada. Este palacio es uno de los edificios más suntuosos y con mejor presencia de Venecia, gracias a los colores de su fachada principal, decorada originalmente con pan de oro y mármol brillante. Situado a orillas del Canalazzo , ahora alberga un gran museo que donde se puede admirar la colección donada por el Barón Giorgio Franchetti, quien compró el palacio en el 1894.
También se incluyen pinturas de la escuela veneciana, como el célebre San Sebastiano de Andrea Mantegna , obras de la escuela toscana y flamenca, maravillosas estatuas en bronce y esculturas del Renacimiento. Podemos completar esta dosis artística en el cercano Ca’ Duodo , y su interesante exposición de piezas en cerámica halladas en la laguna veneciana.
6. Una cena flotante
Para los que deseen disfrutar de la gastronomía italiana y, más concretamente, veneciana, la zona de la Riva del Vin es lugar idóneo para ello. Con multitud de restaurantes y cafeterías, este muelle da la oportunidad de disfrutar de una velada tranquila, tanto por la exquisita cena como por el atractivo paseo por la zona al atardecer.
Existen más posibilidades para disfrutar de sus especialidades culinarias, como las que ofrece la zona del Campo Santa Margheritta , las terrazas sobre tarimas flotantes en verano en uno de los lugares más apacibles y románticos de la ciudad italiana, Zattere , donde la puesta de sol sobre la Laguna Veneto con una hermosa vista de la isla de Guidecca de fondo es el mejor "antipasti" de la carta.
7. Una farmacia del XVII
Bajando por el lado este de la ciudad nos toparemos con el Ca’Rezzonico , un museo del siglo XVIII veneciano, que hoy ocupa el palacio donde se hospedaba la familia Rezzonico, y construido en el siglo XVII. Los frescos de Gianbattista Tiépolo que decoran sus techos, entre los que destaca Alegoría nupcial, se combinan con cuadros de artistas como Giovanni Domenico o Pietro Longhi. Además, podremos contemplar cómo eran las farmacias esta época (el edificio alberga una en su interior) y deleitarnos con una auténtico festival de tapices.
8. Arte de escuela
Si el viajero aún conserva ganas de arte veneciano, tiene una cita imprescindible en la Galería de la Academia . Esta Academia de Pintores y Escultores, instituida en 1750, derivó medio siglo después a una verdadera galería de arte, con dos funciones principales: ofrecer modelos ilustres a los alumnos de la academia y salvaguardar la herencia artística de los edificios públicos, dispersa tras la caída de la República Marinera de Venecia.
En este edificio se puede admirar el más completo panorama de todas las tendencias de la pintura veneciana, ya que la colección ha sido enriquecida con obras extraídas de tesoros religiosos, herencias privadas, restituciones y adquisiciones de artistas de la talla de Tintoretto. Además, un último y bello cuadro nos aguarda a la salida, el puente de la Academia , que junto con el de Rialto y Scalzi, atraviesan en Gran Canal.
9. El taller de Tiziano
El rico caudal artístico de Venecia también se demuestra en Ca’ Barbarigo , un palacio convertido hoy en hotel, que expone un auténtico tesoro en su fachada principal; dos hermosos mosaicos dedicados a las visitas de Carlos V al taller de Tiziano y de Enrique III al de Murano, ambos obra de este pintor y la compañía Venecia.
10. Venecia en la distancia
Es hora de abandonar el Gran Canal, tomar el vaporetto y navegar hasta la isla de San Giorgio Maggiore , cuya basílica homónima y su monasterio benedictino, del siglo X, van creciendo en el horizonte conforme el viajero se acerca al islote. Esta iglesia conserva en su interior pinturas tan destacadas como La última cena de Tintoretto , y su vocación artística ha hecho que en la actualidad, ya como monasterio, se haya convertido en el cuartel general del centro de arte de la Fundación Cini, conocida por su biblioteca y también la sede del teatro al aire libre llamado Teatro Verde. Por supuesto, cuenta con un campanario muy similar al de San Marcos en el que se puede subir hasta arriba para observar la isla.
Si estar estar rodeados de tanta agua incita a un baño, la solución pasa por Lido , la pequeña playa de esta isla, un banco de arena de 12 kilómetros, que saciará el deseo bañista. Además, la bahía alberga multitud de cafés y restaurantes para los viajeros de secano. Este islote, conocido por ser sede de la Mostra de Venecia , reserva un último tesoro: perderse sin prisa alguna por el famoso barrio de San Nicolo , deteniéndose en su monasterio, su iglesia y el cementerio judío. Feliz paseo…
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