El Algarve, ubicado en el sur de Portugal, tiene una historia rica y diversa que se remonta a miles de años. Habitadas desde tiempos prehistóricos, estas tierras fueron influidas por varias civilizaciones, incluidas las de los fenicios, cartagineses y romanos, quienes dejaron su huella en la región con obras de ingeniería y asentamientos.
Sin embargo, el período más significativo en la historia del Algarve fue la dominación árabe, que comenzó en el siglo VIII y duró más de 500 años. Bajo el dominio árabe, conocido como «al-Gharb» (el oeste en árabe), la región prosperó cultural y económicamente, con avances en la agricultura, arquitectura y ciencias. Esta influencia árabe todavía se refleja en la arquitectura, nombres de lugares y costumbres locales.
El Algarve fue el último bastión musulmán en Portugal en ser reconquistado por los cristianos en 1249, cuando las fuerzas del rey Alfonso III lo integraron al Reino de Portugal. Desde entonces, la región ha mantenido su importancia como un cruce de culturas y, en la era de los Descubrimientos, los puertos del Algarve fueron vitales para las expediciones marítimas portuguesas.
Hoy en día, el Algarve es conocido tanto por su impresionante legado histórico como por su belleza natural, siendo uno de los destinos turísticos más populares de Europa.
Esta región fue intensamente islamizada y aunque nunca tuvo la relevancia de la zona sur de Al-Andalus, fue el centro más importante de la cultura, ciencia y tecnología islámicas en tierras del actual Portugal. La ciudad de Silves fue su principal centro cultural, y con la caída del Emirato de Córdoba, ésta constituyó en 1027 la taifa de Silves, que ocupaba la parte oeste del actual Algarve, mientras que en el resto de la región se creó la taifa del Algarve.
La región fue absorbida por la Taifa de Sevilla, durante el reinado de Al-Mutadid, rey que heredó la política expansionista de su padre Abú al-Qasim. En 1051 Sevilla se anexionó la taifa del Algarve y en 1063 la taifa de Silves. Tras la invasión almorávide se produjo una nueva unión de Al-Andalus que terminó en 1145, cuando los reinos de taifas volvieron a resurgir. La taifa de Silves se extendió entonces al centro del Algarve mientras que el extremo oriental fue ocupado por la taifa de Huelva.
En 1150 se produjo una nueva unión de Al-andalus bajo los almohades. Con la desintegración del imperio almohade la zona del actual Algarve formó parte de la taifa de Niebla, gobernada por Ibn Mahfot, donde permaneció hasta la conquista portuguesa. El rey Sancho I conquistó efímeramente la ciudad de Silves en 1189 (de ella se decía que era diez veces mayor que Lisboa), pero no fue hasta 1249 cuando el rey Alfonso III conquistó definitivamente el Algarve proclamándose entonces rey de Portugal y el Algarve.
Tras el tratado de Badajoz (1267) la posesión portuguesa del Algarve fue reconocida por Castilla. El reino del Algarve formó parte del reino de Portugal, lo que no supuso para la región ningún tipo de autonomía. El nombre oficial del reino fue frecuentemente llamado “Reino de Portugal y de los Algarves” o «Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve», pero nunca constituyó un reino separado de hecho, aunque sí lo fuera de derecho, conocido como Reino de Algarve. Con la proclamación de la república portuguesa en 1910 el reino del Algarve dejó de existir.
En 1807, cuando el general Junot dirigió la invasión del norte de Portugal, el Algarve fue ocupado por las tropas españolas de Godoy, que fueron expulsadas al año siguiente durante la rebelión de Olhão.