Silves es una localidad de Portugal en el distrito de Faro, en el Algarve. De unos 10.800 habitantes, fue la antigua capital del Algarve. Su municipio cuenta con 678,75 km² y 33.830 habitantes (2001), subdividido en 8 freguesias. Limita con los municipios de Loulé, Albufeira, Almodôvar, Lagoa, Portimão, Monchique, Odemira y el Océano Atlántico.
Silves está situada en una colina de la Sierra de Monchique, y debe su creación y desarrollo al Río Arade que ya fue una importante vía de comunicación en la edad de Hierro, 3.000 años antes de Cristo y desde este año impulsó el asentamiento de pueblos.
Los romanos utilizaron El Arade como puerta de entrada y de Silves extrajeron cobre y comercializaron otros productos como aceite, vino, frutos secos y sal.
Los visigodos llegaron en el siglo V pero sólo estuvieron hasta el siglo VIII cuando los territorios del Sur cayeron bajo la ocupación musulmana. La gran prosperidad de Silves viene de esta época. Era una ciudad importante y era la capital regional de uno de los reinos de Taifa tanto como centro comercial y cultural.
En esta epoca Silves se convirtió en refugio de poetas, científicos y otros literatos. El Castillo y el Pozo Cisterna son testimonios procedentes de ese tiempo. El lugar donde se encuentra el pozo está integrado en la actualidad en el Museo Arqueológico de Silves.
En 1189, los cristianos liderados por Don Sancho I intentaron reconquistar Silves de los Musulmanes, pero este intento no fue exitoso. No fue hasta el 1242 que Silves fue definitivamente conquistada por D. Alfonso III. El ascenso de Silves a sede del Obispado impulsó la construcción de la Catedral en el mismo lugar donde anteriormente había estado la mezquita.
Silves mantuvo su importancía económica hasta los principios de siglo XVI. Luego, en la época de los Descubrimientos muchos de sus habitantes sirvieron en las carabelas del Infante D. Enrique y ayudaron a defender las ciudades portuguesas en el norte de Africa.
En el Siglo XVI cambió la sede del Obispado para Faro ya que el aluvión de arena en el río impidió su navegabilidad, y hizo que por falta de negocio, se diese la decadencia de la cuidad. Además se quedó muy destruida por el terremoto de 1755 y sólo se pudo reconstruir con la revolución industrial durante el siglo XIX, sobretodo debido a la extracción de corcho y comercialización de frutos secos. La burguesía industrial rica hizo entonces un conjunto de casas que están todavía presente en el panorama urbano de Silves.
La antigua fábrica de corcho ha sido recientemente recuperada y transformada en espacio de ocio, con actividades culturales, también para los más pequeños. Esta reconstrucción de la Fábrica del Inglés contribuyó mucho a la ciudad en los últimos años ya que se ha convertido en el polo de desarrollo cultural de la región, atrayendo a muchos visitantes.
Castelo de Silves
El castillo de Silves tiene uno de los mejores miradores desde el cual disfrutar de las vistas de la cuidad y la zona.
El castillo como lo vemos hoy es lo que queda de un sistema de defensa que rodeaba Silves durante el período almohade de la dominación musulmana (siglos XII-XIII), con algunas obras de conservación hechas por los primeros reyes portugueses tras la reconquista cristiana en 1242. La estructura se componía de varias partes: la Alcazaba, las murallas de la Medina, la Coraza, las murallas del Arrabal y algunos fosos y barbacanas, que desaparecieron mientras la ciudad crecía.
Las murallas tienen forma de un polígono irregular, reforzadas por 12 torres rectangulares. 4 de ellas fueron reformadas en los siglos XIV y XV, concretamente en las salas abovedadas y puertas góticas de arco quebrado. La muralla tiene dos salidas, la principal con doble puerta hacia la medina, actualmente la ciudad. Y otra más pequeña, orientada al Norte con acceso directo al exterior, conocida como Puerta de la Traición.
Existen excavaciones arqueológicas cuyo objetivo es poner al descubierto una vivienda musulmana que se cree ser el ´Palacio de las Terrazas´, lugar de residencia del señor de estos territorios, sobre quién existen referencias en documentos de la época.
La construcción del castillo es a base de arcilla, cascote, arena y cal mezclados con arena roja de la región (grés de Silves), lo que proporciona una tonalidad rojiza. La restauración más importante del castillo fue parte de los grandes proyectos para la conservación de monumentos llevados a cabo en Portugal en la década de 1940.
A la entrada del Castillo se encuentra una estatua en homenaje a Don Sancho I quién en 1189 conquistó Silves por primera vez a los ocupantes almohades, último reino árabe de la ciudad, que fue definitivamente expulsado en 1242.
Horario: verano 9h00-20h00; invierno 9h00-17h00
Museu Municipal de Arqueologia de Silves
Dirección: Rua das Portas de Loulé, 14
8300-139 Silves
Teléfono : +351 282 444 832 – 282 440 838 – 282 440 800
Fax : +351 282 440 862
Por iniciativa del Ayuntamiento de Silves, se creó el Museo Arqueológico. Su objetivo es exponer restos arqueológicos encontrados en la ciudad y la región, concretamente en el castillo y en el núcleo arqueológico del Cerro de Roca Blanca.
Se construyó el Museo dentro de una vivienda del siglo XIX, donde se descubrieron un depósito de agua que se puede contemplar en el centro del museo. Se trata de un ejemplar único en Portugal, ya que ya que la estructura del pozo va acompañada de una escalera helicoidal, con tres ventanas que facilitan el acceso al agua. Está en estado óptimo de conservación, es una construcción del período almohade (siglos XII-XIII), en gres de Silves, con cerca de 20 metros de profundidad.
Las colecciones del Museo están divididas en cuatro núcleos cronológicos: prehistoria, período romano, período musulmán y período portugués (hasta el siglo XVII). Hay que destacar monolitos funerarios de la Edad de Hierro con vestigios de escritura del Suroeste Peninsular. Considerada la primera escritura de esta región, todavía sin descifrar.