La mayoría de alicantinos ya conocen a este pequeño pueblo costero lleno de belleza al más puro estilo mediterráneo, pero nos hemos dado cuenta de que más allá de la provincia de Alicante no es tan conocido como se merece, y por ello hoy queremos presentároslo.
Este municipio de poco más de 20.000 habitantes, nació en el siglo XXIII, perteneciendo en un primer momento a la taifa de Denia, y ha ido creciendo y transformándose hasta convertirse en el pueblo de apariencia pesquero que conocemos hoy en día.
Naturaleza
Al ser una ciudad costera, podrás disfrutar de un plácido baño en el mar mediterráneo desde sus playas tan características, las cuales son de canto rodado en lugar de arena, y se extienden a lo largo de más de 8 km de costa.
Y para que disfruten también todos aquellos que les guste calzarse las deportivas y salir en busca de aventuras por la naturaleza, han de saber que Altea es mucho más que paraíso playero, ya que dispone de distintos senderos para hacer rutas por diferentes montañas (como lo son la Sierra de Bérnia, Fonts de l’Algar o Morro Toix) que la rodean de una exuberante belleza y, desde las cuales, podrás contemplar el pueblo al completo.
El casco antiguo de Altea
Si existe un adjetivo con el que la gente identifique a este pueblo, ese es sin duda, “pintoresco”. Sus calles tranquilas y bastante empinadas en algunos tramos, el suelo cubierto por una acera de piedras a la antigua usanza las cuales le confieren ese toque tradicional y hogareño, las paredes de color blanco que te transportan al mediterráneo más profundo y que es tan retratada por artistas bohemios que se dejan caer por la zona, sus balcones recubiertos de preciosas flores que visten de malva las calles del pueblo, y el clima soleado de Alicante…
Todo ello se combina en un cóctel molotov que te conquistará y hará que te quieras quedar a vivir allí el resto de tus días.
Fuegos artificiales
Ahora que se aproxima la fecha, queremos darle especial importancia al Castell de l’Olla, un espectáculo pirotécnico que se celebra todos los años el segundo sábado de agosto y al que asisten miles de personas de los alrededores para poder disfrutar de la magnitud y la belleza de esta festividad.
Prepara las colchonetas, las sillas plegables y las toallas para coger sitio en la playa porque ¡los lanzan desde el mar! Eso sí, hay que ir temprano para coger sitio y no esperar a última hora porque os garantizamos que este evento es multitudinario. Disfruta de una tarde-noche en familia o con amigos, cenando, jugando a las cartas y riendo hasta la medianoche, momento en el cual empieza el espectáculo y la banda empieza a tocar para acompañar los fuegos artificiales.
Es, desde luego, una exhibición de pirotecnia digna de ver al menos una vez en la vida.