Un toque romántico en 2009, al coincidir con la celebración de San Valentín
Carnavales hay muchos, y muy divertidos, pero ninguno tiene la exclusividad, la originalidad y el encanto del Carnevale veneciano. Es el momento perfecto para aislarse del mundo, cambiar de apariencia y… olvidarse de la crisis. Este año, además, puede tener un toque romántico en la ciudad más romántica del mundo, ya que coincide con San Valentín . Una razón más para escaparse.
El Carnaval de Venecia , cuyos orígenes se remontan al siglo XI aunque se consolidaría en el XIII, tiene personalidad y magia propia y va más allá de la imagen de la nariguda máscara del doctor de la peste que abarrota los talleres de la ciudad y se desparrama por las calles.
Esta fiesta pagana que viene marcada por el comienzo de la Cuaresma, previa a la Semana Santa, una de las fiestas cristianas más importantes, permitía hace siglos a las familias aristocráticas mezclarse con el pueblo, un privilegio que proporcionaba el anonimato de las máscaras. En sus comienzos, el carnaval duraba hasta tres meses y era la época en que todo estaba permitido. La iglesia y el poder fueron marcando limitaciones con el transcurso de los años. Primero se prohibieron las fornicaciones en las iglesias. Luego, las armas en manos de enmascarados. Más tarde, se concretó el uso de la máscara al Carnaval, teniendo en cuenta que los venecianos habían extendido su uso a muchas celebraciones profanas del año… Pese a las sucesivas limitaciones, la ciudad entera fue excomulgada en 1606 por sus excesos. En el siglo XVIII es cuando el carnaval de Venecia logra su máximo apogeo, a él acudían aristócratas llegados de lugares muy diversos y no era raro que los príncipes y nobles se escaparan a disfrutar del acontecimiento.
El Carnaval es totalmente distinto a la imagen española (y no digamos a la brasileña). Durante los 10 días de duración, la gente se disfraza y sale a la calle a pasear, ya sea en desfiles organizados o improvisados, y a hacerse fotos. También se organizan por las noches fiestas privadas, a las que no es fácil asistir sin conocer a nadie, y alguna fiesta pública, en las que los precios son prohibitivos, del orden de los 500?.
Una sucesión de fiestas
El carnaval comienza, como corresponde, con la celebración más antigua: la Fiesta de las Marías, que data de 1039 y convoca al desfile de un cortejo por San Pietro di Castello, que culmina en la Piazza San Marco. Al día siguiente, llega el desfile inaugural y entonces toda Venecia se envuelve en un cantar de gesta donde el teatro al aire libre, los conciertos y los mercados de máscaras y comida conquistan los campi (plazas) de Santa Margherita, Sant’ Angelo y San Stefano.
Las máscaras y los disfraces juegan un papel clave en este mundo anónimo, donde las divisiones de clases parecen desaparecer, donde mágicamente todos se vuelven iguales, donde todo parece estar permitido. Los participantes se regocijan desfilando disfrazados por las calles. Porque allí es donde se disfruta el carnaval: en las calles, con desfiles organizados o espontáneos.
Pero el carácter más íntimo del carnaval se aprecia durante las noches, cuando los bailes invaden los salones y los fastuosos palacios resultan perfectos escenarios para las fiestas. Las comparsas, conocidas como las Compagnie Della Calza, que tienen entre las más conocidas a Los Antiguos y a Los Ardientes, realizan desfiles por la ciudad. Los bailes más tradicionales tienen lugar en el Doge, la Serenissima y Barroco, y también en el Palazzo Pisani-Moretti, el Hotel Danieli y el Gran Café Quadni.
En vísperas de San Valentín
El lema del carnaval de 2009 es “Sensation: 6 sensi per 6 sestieri” , (algo así como 6 sentidos para 6 barrios) y se propone, además de los cinco sentidos comunes, la puesta a punto de un sexto: la mente, que acoge el alma. Una de los grandes atractivos de la edición de 2009, que en esta ocasión se celebra entre el 13 (víspera de San Valentín) y el 24 de febrero, (www.carnivalofvenice.com) es la celebración, por tercer año consecutivo, del Gran Baile della Cavalchina en el histórico Teatro de La Fenice , reabierto en 2004 tras el incendio.
El 21 de febrero tendrá lugar el inusual acontecimiento, en una noche mágica, con música, baile, actuaciones estelares y sorpresas con la diversión asegurada, en un marco espléndido. Los privilegiados asistentes disfrutarán, desde sus palcos, del desfile y los bailes que se celebrarán en el patio de butacas, convertido en excepcional pista de baile, acompañados por la mismísima Orquesta del Teatro, con un repertorio de música clásica y moderna, que añade un toque aún más original a la ocasión. Naturalmente todos los asistentes irán vestidos con los tradicionales trajes de época del siglo XVII veneciano, como recién salidos de un cuadro del Canaleto o del Guardi. Para que nada falte, en la Sala Apollinee, en la que exhiben los más bellos frescos de La Fenice, habrá un gran buffet durante toda la noche con manjares venecianos, atendido por uno de los mejores “obradores” de la ciudad, para que no falte la excelencia gastronómica.
En esos días, Venecia es todo un hervidero de conciertos, desfiles de mascaras en las “calles”, que así se llaman también en dialecto veneciano, por lo que es un espectáculo único el poder deslizarse entre puentes, callejuelas, iglesias y paseos en vaporetto y pasearse disfrazados con sus trajes de época y sus máscaras, por la bellísima Plaza de San Marcos y tomar café en los históricos cafés Florian y Quadri; algo para no perdérselo. Opcionalmente se puede participar en la sfilata, o desfile de góndolas engalanadas por la ciudad, o asistir a alguno de los conciertos previstos en iglesias o palacios.
Fuente: Enrique Sancho: http://www.noticiasdot.com/viajar/2009/01/10/carnaval-de-venecia-el-triunfo-de-don-carnal-sobre-la-crisis/
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